Málaga y Racing demostraron que venían de rachas bien distintas. Los andaluces justificaron el cansancio, la dejadez y ausencia de quienes acaban de competir en la UEFA. Los cántabros, a la vez, hicieron todo lo posible por frenar su caída libre de resultados nada favorables.
Preciado revolucionó a medias el equipo santanderino dejando en el banquillo a los tres arietes y al meta Ceballos y apostó por un equipo menos cerebral y más veloz. Los cambios dieron resultado y el juego entre líneas -rápido, pillo, de anticipación, por las bandas y a la contra- fue suficiente. Racing y Málaga adelantaron al máximo su línea defensiva de cuatro y se movieron malamente en un angosto rectángulo. Con un bloque sin cerebro, al lesionarse Ismael, los locales hallaron en el argentino Diego Mateo al omnipresente ladrón de balones y en Munitis a un quisquilloso ariete que quebraba la solidez malagueña.
RACING 1 - MÁLAGA 0
Racing: Lemmens; Pineda, Moratón, Juanma, Sietes; Ismael (Nafti m. 21), Diego Mateo; Pablo Sierra, Benayoun (Javi Guerrero m. 75), Txiki (Bodipo m. 78) y Munitis. Málaga: Contreras; Josemi, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce; Romero; Gerardo, Sandro (Manu m. 75), Musampa (Iznata m. 60); Dely Valdés y Edgar (Koke m. 60). Gol: 1-0 M. 32. Falta a Munitis que ejecuta, desde 25 metros, Txiki; el meta Contreras rechaza en corto y Munitis marca. Árbitro: Bernardino González. Expulsó a Josemi (m. 74) y Fernando Sanz (m. 94). Amonestó a Romero, Roteta, Gerardo, Sandro -cuando ya había sido sustituido por Peiró-, Bolipo y Moratón. Tarde muy lluviosa y 14.032 espectadores en el Nuevo Estadio del Sardinero.
Sin apenas peligro en ambas áreas, mandaba el Racing y sólo él podía ganar y hasta golear. Así ocurrió. Mientras el Málaga accionaba ausente, al paso y sin fe alguna, los santanderinos seguían revolucionados. Llegó el gol y sólo Sandro, Josemi y Valcarce parecían apostar por algo positivo en el lado visitante. La segunda fase se trabó al máximo, si bien debió golear el conjunto de Preciado jugando a la contra. Bodipo, Guerrero y Nafti amarraron los lances más sencillos de transformar en gol.
Dos expulsiones (Josemi y Fernando Sanz), deslucieron aún más el pobre espectáculo. El Racing triunfó porque fue el único que buscó el éxito y frenó así su peligrosa caída.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de diciembre de 2002