La confrontación entre el Gobierno y la oposición entró en una fase de mayor gravedad después de que la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la cúpula empresarial, Fedecámaras, anunciaran la prolongación indefinida de la huelga general desarrollada ayer, la cuarta, contra la presidencia de Hugo Chávez. La posible convocatoria a tomar las calles, planteada por la mañana, quedó sustituida por un cacerolazo nacional. El Departamento de Estado de EE UU ha pedido una convocatoria electoral como salida a la crisis.
MÁS INFORMACIÓN
"Un acuerdo para la celebración de comicios nacionales con fecha mutuamente concertada [entre el Gobierno y la oposición de Venezuela], es, en nuestra opinión, la verdadera solución", declaró anoche el portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Robert Zimmerman.
Sobre el seguimiento de la huelga, las cifras fueron diametralmente opuestas: la oposición calcula que el paro fue secundado por el 80% de los trabajadores, y el Gobierno, que la rechazaron quienes producen el 81% del PIB.
El éxito o fracaso de cualquier paro dependerá, fundamentalmente, de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que aporta casi el 80% de las divisas y alimenta el presupuesto nacional. La segunda petrolera del mundo, quinta en exportaciones, sigue funcionando "básicamente con normalidad", según su presidente, Alí Rodríguez. No obstante, una parte de sus ejecutivos y del personal de plantilla se sumó a la protesta. No se descarta que su continuación acabe teniendo repercusiones graves. Uno de los portavoces del paro, el capitán José Luis Blandín, representante de la marina mercante, llamó a "llenar los tanques porque se va a acabar la gasolina. En tres o cuatro días el colapso en el país puede ser total".
Contrariamente, Rodríguez garantizó el abasto. "El país no se va a quedar sin combustible y hay inventarios suficientes para los clientes internacionales". Independientemente de la guerra de cifras y el desigual seguimiento de la huelga, la oposición demostró nuevamente una importante capacidad de movilización porque semiparalizó el país. Pero el Gobierno también ha aprendido y aseguró el funcionamiento del metro, de los colegios públicos, bancos, aeropuertos, ministerios y producción energética. Las calles del país, visiblemente militarizadas, exhibían menor actividad que de costumbre, pero mayor que en las tres anteriores huelgas. Una de ellas concluyó, el 12 de abril, con el derrocamiento de Hugo Chávez durante 47 horas
La mediación del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que trata de encontrar una salida electoral a la crisis, quedó sepultada por la virulencia del enfrentamiento en curso. El vicepresidente, José Vicente Rangel, dijo que el Gobierno quiere volver a la negociación porque "no tenemos la política de pararnos de la mesa cuando vemos la situación difícil". "Acabo de hablar con César Gaviria y me preguntó que si era conveniente realizar una mesa de diálogo, y nosotros no tenemos inconveniente, queremos dialogar", manifestó a la prensa. Dudosa la sinceridad de unos y otros, la oposición también se dijo dispuesta a reanudar el diálogo.
Rangel negó que el Gobierno haya actuado con violencia contra los promotores del paro. "Si el paro ha sido casi total, como dicen ellos, no encuentra la justificación para pasar de un paro exitoso a un paro activo y en todo caso prácticamente insurreccional". El líder de la CTV, Carlos Ortega, denunció detenciones de dirigentes sindicales y amenazas a los huelguistas en los estados de Táchira y de Carabobo. Por su parte, el presidente del organismo que agrupa a los comerciantes, Consecomercio, Julio Brazón, refirió que funcionarios del organismo de defensa de los consumidores Indecu se apostaron frente a algunos centros de la capital para obligarlos a abrir sus puertas.
"Los sectores que producen el 81% del producto interno bruto (PIB) del país están trabajando normalmente", según destacó la ministra del Trabajo, María Cristina Iglesias. "En muchísimos lugares de trabajo el paro ya fracasó; es más, nunca comenzó (...), la situación es de normalidad". No es ésa la situación denunciada por la CTV y Fedecámaras, dispuestos a una escalada en su arremetida contra la presidencia de Chávez. "Ha habido agresiones, intimidación y terrorismo", reiteró el presidente de la CTV en conferencia de prensa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de diciembre de 2002