Se me están poniendo los pelos de punta según avanzo en la lectura de Cartas al Director (25 de noviembre) (pulso del pueblo) y leo en primer lugar Querido Borja (repaso rápido, pero bien llevado, de cómo nuestro Gobierno ayuda siempre al que más tiene), y avanzando en la lectura de la carta de una ciudadana argentina, El mismo camino que nos advierte sobre cómo vamos lanzados a la destrucción por el camino que en su día inició Argentina.
Primero ha sido el decretazo; después, las mejoras fiscales para los que más tienen... ¿Qué vendrá ahora? Supresión de puestos de trabajo a partir de los 50 años, sobre todo en mujeres, que, tras compartir la dificultad de ser madres (psicólogas, profesoras, educadoras), llevar la administración y dirección de un hogar, compartiendo todo esto con el ejercicio de su profesión, que con grandes esfuerzos han logrado sacar adelante, y cuando estarían capacitadas para dar lo mejor de sí mismas, pues ya sus obligaciones domésticas han disminuido, se encuentran que con esa edad ya no son elemento "cotizable" en el mercado de trabajo.
Trabajo que han conseguido mantener y mejorar durante todos esos años en que eran pocas las 24 horas del día. Pensemos... ¿Qué nos está pasando?, ¿quién se beneficia de todo esto?, ¿de verdad creemos que esto es desarrollo?
Cuando la esperanza de vida aumenta, disminuye la laboral, y si esto fuese acompañado de una liberación de esas obligaciones llevadas durante tantos años y con las pensiones se pudiese mantener el nivel de vida adquirido, representaría una mejora en la calidad de vida, y un seguir creciendo como personas.
Pero todos sabemos que no es así, sino todo lo contrario, pues la pensión disminuye según te alejas de esos 65 años que es la fecha por ley de jubilación (nueva contradicción).-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de diciembre de 2002