Iberia invertirá en los próximos tres años 1.500 millones de euros, según el plan director 2003-2005 aprobado ayer por el Consejo de Administración de la compañía. El plan incluye la segregación de las distintas actividades que realiza Iberia en varias sociedades, un crecimiento de la oferta del 22%, un recorte de costes del 15% y una rentabilidad sobre fondos propios (ROE) del 15%. El beneficio bruto operativo (Ebitdar) crecerá un 20% y la utilización de la flota se incrementaría un 9%. Según la empresa, con este plan se pretende hacer frente a los retos que plantea la ampliación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona y la puesta en marcha del tren de alta velocidad.
La aprobación ayer por parte del Consejo de Administración del plan trienal abre una nueva fase en Iberia, tras el trágico paréntesis abierto por los sucesos del 11-S. Al margen de la debilidad que atraviesa el sector por el enfriamiento de la economía, sobre todo en EE UU, Iberia afronta en los próximos tres años dos hechos que afectan directamente al núcleo del negocio: las nuevas pistas de los aeropuertos de Madrid y Barcelona y la puesta en circulación del tren de alta velocidad entre las dos ciudades.
La ampliación de Barajas y El Prat son, al tiempo, una ventaja y una amenaza para Iberia. La compañía podrá ampliar su oferta, pero las nuevas pistas posibilitan la entrada de otros competidores en lista de espera ante la saturación que ofrecen ahora los aeropuertos en horas punta. En cuanto al nuevo AVE, si no se consigue, como pretende el presidente de Iberia, Xabier de Irala, una fuerte coordinación entre el tráfico ferroviario y el aéreo, la compañía se verá amenazada en uno de sus principales negocios, el puente aéreo.
Ambas cosas han centrado estos últimos meses las deliberaciones para elaborar este nuevo plan que incluye entre sus objetivos principales el incremento de la oferta en el 22%. Concretamente, el año que viene aumentaría un 4%; en 2004, lo haría en un 6% y el tirón fuerte se daría en 2005, con un incremento previsto del 12%, si previamente se van logrando los objetivos de productividad. Ese fuerte incremento se conseguiría, entre otras fórmulas, volviendo a hacer uso del wet lease (el alquiler de aviones con tripulación a otras compañías), que Iberia ha utilizado tanto para aumentar rápidamente su oferta en ciclos altos del negocio como para poder reducirla, como ocurrió tras el 11-S.
Otro de los puntos clave del plan es la fuerte inversión que prevé, 1.500 millones de euros en los próximos tres años, destinados, fundamentalmente, a la renovación y ampliación de la flota. Iberia decidirá en las próximas semanas la sustitución de ocho B-747, los populares jumbo; pero además piensa aumentar el número de aviones para afrontar el aumento de la oferta previsto. Igualmente calcula un aumento de la productividad, que pasa por incrementar un 9% la utilización de la flota. El plan incluye un ahorro de los costes al final del periodo del 15%.
Todo ello dará como resultado, según la compañía, un incremento del beneficio operativo bruto (Ebitdar) en tres años del 20%, y una rentabilidad sobre fondos propios del 15%.
Segregación de negocios
Aunque ayer la nota oficial de la compañía no decía nada al respecto, el plan recoge también, según Iberia, la segregación de actividades en varias unidades de negocio, o lo que es lo mismo, la creación de distintas empresas para mantenimiento, sistemas informáticos, servicios en tierra (handling), carga y, posiblemente, para alianzas y franquicias y para los negocios que tienen que ver con las participadas por la compañía, como la central de reservas Amadeus o el operador turístico Viva Tours. Todas estas empresas colgarían de una sociedad holding: Iberia Líneas Aéreas, encargada únicamente del negocio principal, el de volar.
La segregación de las actividades en varias sociedades, prevista ya en el anterior plan director pero interrumpida por los sucesos del 11-S, permitiría la entrada de nuevos socios en ellas. Para su puesta en marcha, sin embargo, Iberia tiene que acordar antes con los sindicatos los términos de la segregación de la plantilla afectada, en principio toda ella de tierra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de diciembre de 2002