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CARTAS AL DIRECTOR

Mercado de la Encarnación

Llevo cerca de un año escuchando cómo se inician las obras del deseado Mercado de la Encarnación y cada vez que se publica algo en la prensa sobre el tema no tengo más remedio que llevarme las manos a la cabeza y preguntarme qué hemos hecho mal los sevillanos para que la Junta de Andalucía, y en concreto el PSOE local, intente dinamitar un proyecto que procura salir a trancas y barrancas.

La pregunta que me hago esta semana es bien sencilla, ¿por qué la Junta ha contratado en el último minuto del "partido" a un arqueólogo para supervisar las excavaciones de la rampa de la calle Imagen? ¿Por qué ha tenido que esperar a que se cabreen los comerciantes de la zona? ¿Por qué no ha solucionado ya las dudas sobre los anteriores arqueólogos, si los técnicos de la Consejería de Cultura decían que eran muy malos?

Las respuestas son fáciles de encontrar, sobre todo para aquellos que sufrimos con resignación una historia de 30 años. No será que se intenta que el alcalde Monteseirín salga como mediador y salvador del asunto, cuando él es uno de los mayores culpables porque es incapaz de poner orden en sus filas socialistas. No será que muchos pretenden que llegue el día de las elecciones y en el solar de la Encarnación no trabaje ni Indiana Jones. No será que los llamados arquitectos intelectuales de izquierda (Queraltó y compañía) están usando sus contactos en la Administración autonómica andaluza para que no salga adelante un proyecto que ellos no han firmado y, por tanto, no han cobrado.

La paradoja es que hasta que el ciudadano, en este caso el comerciante, no se cabrea y chilla más que nadie, nuestros dirigentes no se mueven y solucionan el problema, y eso que en nuestra región nos gobiernan los que se autoproclaman del "pueblo" y "obrero".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de diciembre de 2002