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El presidente del Banco Central argentino dimite por sus diferencias con el Gobierno

Pignanelli presenta su renuncia, que aún no ha sido aceptada formalmente por el Ejecutivo

El presidente del Banco Central de Argentina, Aldo Pignanelli, renunció ayer formalmente al cargo por diferencias de criterio insalvables con el ministro de Economía, Roberto Lavagna. En ausencia del presidente, Eduardo Duhalde, que asiste en Brasil a la cumbre de jefes de Estado de los países del Mercosur y en la que participan también Bolivia y Chile, la dimisión fue recibida por el jefe del Gabinete de Ministros, Alfredo Atanasof. Hasta última hora de ayer, los portavoces del Gobierno no hicieron comentarios sobre las razones "personales" expuestas por Pignanelli.

Miembros del Ejecutivo intentaban convencer anoche a Pignanelli de que retirara su dimisión, que no había sido formalmente aceptada por el Gobierno al cierre de esta edición.

Las disputas entre éste y Lavagna eran públicas y constantes. El presidente del Banco Central había propuesto hace seis meses una apertura acelerada del corralito y presentó sus propios planes de reestructuración del sistema financiero al presidente y a los funcionarios del Fondo Monetario Internacional. El jefe del Estado se inclinó siempre, en última instancia, por las propuestas de "liberación gradual" de las medidas que imponían restricciones a los depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro.

El presidente del Banco Central proponía acudir a las reservas para pagar los vencimientos de deuda con los organismos multilaterales de crédito, pero Lavagna se oponía y sólo autorizó la cancelación de los intereses. "Nosotros, con el presidente, decidimos otra cosa, vamos a preservar las reservas para el próximo gobierno", aclaró el ministro hace unos días en una conferencia de prensa.

Pignanelli se oponía ahora al siguiente paso de Lavagna. El ministro está dispuesto a subir de 10 a 20.000 pesos el límite de extracción del llamado corralón, los depósitos a plazo donde quedan retenidos unos 22.000 millones de pesos, que fueron reprogramados el pasado enero y que deben comenzar a devolverse desde mediados de 2003 y hasta fines de 2005. Pignanelli era partidario de imponer, de forma "compulsiva" un bono a los ahorradores en reemplazo de sus certificados de depósito. El ministro Lavagna ofreció a cambio un plan de canje "voluntario" que se encuentra ya en su fase dos.

La autonomía del Banco Central y los criterios propios que pretendía imponer Pignanelli afectaban las decisiones de la política económica diseñada por Lavagna. La lucha intestina era insostenible y detonó finalmente ayer, cuando el periódico Página 12 informó sobre los redescuentos, adelantos de dinero que concede el Banco Central a modo de préstamo, que Pignanelli había prometido al banco de la provincia de Córdoba. Los fondos, unos 150 millones de pesos, le permitirían al gobernador José Manuel de la Sota iniciar el rescate de los bonos provinciales con los que se paga a los empleados y a los proveedores de la administración pública. De la Sota es el candidato que contaba hasta ahora con el apoyo del Gobierno central para enfrentarse al ex presidente Carlos Menem en la lucha interna peronista.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de diciembre de 2002