A pocas semanas de las elecciones primarias en los grandes partidos políticos paraguayos y a sólo cuatro meses de las elecciones generales, el Congreso aprobó ayer dar luz verde al desafuero del presidente de la República, Luis Ángel González Macchi, para que éste sea investigado por la justicia por corrupción.
Para muchos, el presidente Macchi es un lastre que podría hacer fracasar al Partido Colorado, que lleva en el poder desde 1947. El país atraviesa una de las peores crisis de gobernabilidad de su historia.
En la Cámara no hubo ningún voto de disidencia. Los diputados oficialistas se limitaron a abstenerse. A pesar de ello, lo más probable es que el proceso quede bloqueado en el Senado donde necesita las dos terceras partes de los votos para seguir adelante, pero posiblemente cumplirá su cometido, forzar al poderoso presidente del Senado, Juan Carlos Galaverna, a convocar a elecciones para vicepresidente, cargo que quedó vacante con la renuncia de Julio César Franco del Partido Liberal Radical Auténtico, que se presentará a las elecciones generales del próximo 27 de abril.
La Administración de González Macchi llegó al poder de la mano del llamado Marzo Paraguayo o Marzo Sangriento, tras la renuncia del ex presidente Raúl Cubas.
Un fracaso tras otro, hizo que este Gobierno que no fue elegido en las urnas fuera perdiendo legitimidad y autoridad en los casi cuatro años que lleva en el poder.
Luis González Macchi era el presidente del Senado y estaba en la línea de sucesión presidencial tras el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña el 23 de marzo de 1999 y la posterior renuncia de Cubas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de diciembre de 2002