Me preocupan y mucho los graves problemas creados por el desastre del Prestige: medioambientales, paro, perjuicios para el turismo y, en resumen, la muerte en el mar por ahora de un tercio de las costas y rías gallegas; estos problemas los está tratando la prensa con todo lujo de detalles
y ya los expertos se encargarán de ir matizando todos los daños presentes y futuros.
Pero tambien me preocupa la actitud de nuestras autoridades nacionales y autonómicas sobre esta gran catástrofe ecológica que no ha hecho más que empezar. Se habla de falta de previsión; efectivamente. ¿Por qué en Francia hay cuatro barcos limpiadores de crudo y en España ninguno? Si hay dos en Holanda y uno en Bélgica, ¿por qué en España ninguno?
Se habla del desprestigio de los políticos y nuevamente este desastre ecológico nos lo fundamenta una vez más: falta de coordinación, mentiras, ocultaciones, en fin, ausencia total de transparencia; falta de sinceridad y un mínimo de humildad (ellos nunca reconocen que se equivocan), algo que todas las personas agradecemos vivamente, etcétera.
Efectivamente, los políticos que nos gobiernan ganan unas elecciones y ya entran en campaña electoral; presumen de todo lo que hacen con el dinero de todos; se dedican a desprestigiar al principal partido de la oposición sin argumentos serios, invocando, por ejemplo, el reciente pasado de los Gobiernos anteriores; cometen toda clase de arbitrariedades en favor de sus amigos con subvenciones, puestos de trabajo y un largo etcétera, para agradecer servicios prestados y atraer votos.
Hay que recordarles que este es el cuarto desastre ecológico en las costas gallegas en los últimos 30 años; el último, hace solamente 10 años. Hay mucha experiencia acumulada para haber aprendido; pero, lógico, en Galicia los votos están asegurados y el Gobierno gallego, al ser del mismo partido, no puede presionar.
El caso es que Galicia no despega; seguimos ocupando los últimos puestos de las regiones de España y de Europa; para poco nos ha servido la autonomía y las ingentes cantidades de dinero que administra el Gobierno gallego.
Y para desgracia, nos llega ahora el Prestige y nos empobrece aún más.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de diciembre de 2002