Los incendios que avanzaban ayer en los alrededores de Sidney han provocado dos muertos y ni siquiera la lluvia nocturna logró frenar los gigantescos fuegos, que cercan la ciudad australiana y que han destruido numerosas casas y provocado múltiples evacuaciones. Unos 4.500 bomberos, que cuentan con 80 aviones y helicópteros, están luchando contra las llamas, que en el norte han formado un frente de 25 kilómetros. En el oeste están a sólo 12 kilómetros del centro de la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de diciembre de 2002