Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Editorial:

Fuera ETA

Sería lógico que todos los partidos democráticos vascos apoyasen la manifestación contra ETA convocada por el lehendakari para el próximo día 22 en Bilbao. Más allá de los matices y de las desconfianzas, no puede rechazarse la posibilidad de agrupar en una movilización común y tras una consigna de inequívoco rechazo a ETA a todos los vascos contrarios al terrorismo. Es decir, a la inmensa mayoría, con independencia de los partidos a los que voten. Precisamente porque la prioridad es combatir a ETA, pasan a segundo plano las objeciones que podrían oponerse a la convocatoria de Ibarretxe.

No faltan motivos para la desconfianza. La manifestación convocada tras el asesinato del socialista Fernando Buesa, en febrero de 2000, fue transformada por el PNV en un extemporáneo homenaje a Ibarretxe, ofensivo para los próximos a la víctima. No queda claro por qué la que se convoca ahora, tras el rechazo sumarísimo por parte de ETA del plan Ibarretxe, no lo fue, por ejemplo, tras el anterior comunicado de la banda, en septiembre, en el que decía considerar "objetivos militares" a las sedes y actos políticos de PP y PSOE. Alguna expresión de Ibarretxe al presentar la convocatoria podría interpretarse como que ETA debe "desaparecer de nuestras vidas" para que se den las condiciones que harían posible la consulta que culmina su plan.

Sería deseable que se evitase cualquier equívoco, y ocasión tendrá Ibarretxe de hacerlo directamente a los responsables de partidos. Pero es evidente que la convocatoria de ahora tiene poco que ver con aquellas en las que se evitaba nombrar a ETA, o que buscaban equidistancias imposibles. Si lo es bajo el lema anunciado (ETA, kanpora; ETA, fuera), y se garantiza que no se trata de enmascarar una movilización en favor del Plan Ibarretxe, hay más motivos para apoyar la manifestación que para desentenderse de ella.

Sobre todo porque el rechazo a ETA es hoy un sentimiento compartido por la inmensa mayoría de los vascos, y no hay que perder ninguna ocasión de ponerlo de manifiesto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de diciembre de 2002