La joya del programa de clausura del IX Festival de Músicas Contemporáneas de Barcelona, dirigido por Arturo Tamayo con precisión, claridad, convicción y energía, fue el Concierto para violín de Ligeti. Música genial, sin efectismos, preñada de explícitas referencias a la música medieval, con un sutil hilo que evoca las sonoridades y el melodismo de Sibelius y Bartok sin perder su íntima, sutil y personal magia sonora. Le aplaudieron a rabiar y en respuesta tocó una pieza de Bernd Alois Zimmermann.
El público también aplaudió con ganas el magnífico estreno de la Sinfonía número 4 de Josep Mestres Quadreny, obra brillante en sus contrastes, lúcida en sus citas mahlerianas, expresiva, ingeniosa -los músicos tienen que hablar en su primera parte, añadiendo murmullos de conversación que interfieren las texturas orquestales- y rotunda en su impacto sonoro. Tamayo y la OBC, que solventó con brillantez las complejas partituras, cerraron la velada con las Notacions I-IV de Pierre Boulez, todo un catálogo de la magia tímbrica y la potencia sonora orquestal que pueden desplegarse usando las más depuradas técnicas contemporáneas.
Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña (OBC)
Obras de György Ligeti, Josep Mestres Quadreny y Pierre Boulez. Saschko Gawriloff, violín. Director: Arturo Tamayo. 9º Festival de Músicas Contemporáneas de Barcelona. Auditori, Barcelona, 5 de noviembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de diciembre de 2002