Keith Tyson se adjudicó anoche el Premio Turner, el prestigioso y a su vez polémico galardón de arte contemporáneo que concede anualmente la galería Tate de Londres. Nacido en Ulverston, en el norte de Inglaterra en 1969 y con estudios en la Universidad de Brighton, donde reside, Tyson participó en la última edición de la Bienal de Venecia con una exposición de obras gráficas y esculturas mecanizadas que contribuyó a inclinar la balanza en su favor. La "energía, riqueza y aliento" de su trabajo reciente, según la descripción de los miembros del jurado, le hizo merecedor de este premio destinado a los artistas británicos, o asentados en el país, menores de 50 años y dotado con 20.000 libras (unos 32.000 euros).
El jurado, presidido por el director de la Tate Britain, Nicholas Serota, apostó por una candidatura segura en la 19ª edición del Turner. Sus miembros quisieron tal vez evitar el aluvión de críticas que la elección el año pasado de Martin Creed causó en la prensa y en el público. Por el contrario, Tyson entró en la recta final como favorito de las casas de apuestas y libre de la controversia que ha rodeado a sus colegas de competición desde la inauguración de la exposición de los cuatro finalistas, el pasado octubre. Entre ellos, Fiona Banner, que escandalizó con su revisión de la pornografía en Arsewoman in Wonderland, y Liam Gillick, que produjo confusión con la instalación de un falso techo dentro de la Tate Britain. El conjunto de trabajos, que incluye un par de películas a cámara lenta de Catherine Yass, fue desacreditado por el secretario de Estado del Ministerio de Cultura, Kim Howells, como "frío, mecánico y basura conceptual".
Tyson explora las contradicciones del mundo y las conexiones existenciales en obras donde confluyen la ciencia, la estética, la filosofía y la poesía. Le interesa la forma en que opera la naturaleza y descubrir qué se esconde detrás del orden. "Mi obra se basa en el tiempo, la comunicación y la tecnología", dijo anoche. Tyson expone en la Tate El pensador, después de Rodin, un bloque rectangular con un ordenador en su interior que emite murmullos. Esta exposición y la de tres finalistas, una de las más visitadas, está abierta hasta el 5 de enero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de diciembre de 2002