El sector más duro de la oposición venezolana reclama ahora la renuncia del presidente, Hugo Chávez, relegando el referéndum consultivo reclamado antes, porque considera que los asesinatos de la plaza de Francia y la contundencia de la huelga petrolera reforzaron su capacidad negociadora en el diálogo promovido por César Gaviria, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). "No van a poder imponernos una agenda de guerra", reaccionó el jefe de Gobierno. "Chávez está como san Sebastián, con flechas por todo el cuerpo", comentaba ayer un opositor, miembro de la mesa de negociaciones, suspendida al arrancar la huelga.
Gaviria se declaró satisfecho porque Gobierno y oposición retomaron el diálogo, precario, pese a la prórroga del paro. "Hemos reiniciado nuestras actividades", anunció el secretario de la OEA, quien informó de sus gestiones al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, muy atento a la crisis de su socio petrolero.
Paralelamente, una masiva manifestación de duelo marchó hasta un cementerio del este de Caracas, para sepultar a las víctimas de los hechos del viernes en el barrio residencial de Altamira. Gloria a los caídos, fue el título que ocupó la portada del diario El Universal, cuyo recuento es de cinco muertos y 29 heridos. "Un detenido convicto y confeso, testigos, funcionarios con experiencia y conocimientos de criminalística, pero un Gobierno que acapara todas las instituciones", destacó el editorial del rotativo.
"¡Sádicos, sádicos!"
El asesino confeso, João de Gouveia, de 38 años, fue conducido ayer a dependencias judiciales y sus palabras, durante un breve asalto periodístico, fueron, otra vez, raras. "¡João, João!, ¿por qué atacaste a la gente?", le espetó un reportero de televisión, micrófono en mano, durante el trayecto al vehículo policial. "¡João, João!, ¿cuál es tu relación con Cuba? ¿De qué conoces a Fredy Bernal (alcalde oficialista)?", inquirió otro. Taladrándolos con la mirada, el pistolero respondió: "¡Sádicos, sádicos, sádicos!". El día de su detención se declaró "prostituido, violado y secuestrado", sin mayores precisiones.
La comunidad internacional ha abogado por una salida pacífica a la crisis venezolana, que llevó a un frustrado golpe de Estado del 12 de abril, pero las partes siguen abismalmente distanciadas. Chávez rechaza la renuncia, las elecciones anticipadas y el referéndum consultivo, reclamado por un millón y medio de firmantes. Insiste en que, según la Constitución, el referéndum sólo puede ser convocado en agosto del año 2003, coincidiendo con la mitad de su mandato, y tiene carácter revocatorio.
Pero la oposición tiene prisa. Si la calle no impone un violento y expedito calendario, la salida negociada más probable, según la mayoría de los analistas, pasa por un adelanto de las elecciones generales, que obligaría a una reforma constitucional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de diciembre de 2002