Música. Fiesta. Comida. Encuentros. Confeti. Cotillón. Marisco.Borrachera. Guirnaldas. Luces. Juguetes made in Taiwan. Esto es, tristemente, lo que queda de la fiesta a la familia pobre de Belén. Cuando miles de personas mueren de hambre en los cinco continentes del planeta, cuando 400 millones de niños son esclavizados, cuando el paro destroza a miles de familias, ¿hay derecho a plantearnos la Navidad, la del pobre de Belén, la del hambriento, el esclavo, el parado, con la superficialidad, el exceso y el sinsentido que anuncian ya las luces de nuestras calles y escaparates? Construyamos Feliz Navidad Solidaridad.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de diciembre de 2002