A lo largo de cien minutos de programa en France 2, Nicolas Sarkozy se entregó anoche a una operación de seducción del ciudadano de la calle, muy consciente de ser el más popular de los miembros del Gobierno de París. Frente a él, un puñado de personas convocadas para contradecirle o darle la réplica, desde el presidente del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, a Salah Amokrane, del grupo Motivé-e-s, el líder nacionalista corso Jean-Guy Talamoni o la ex ministra socialista Elisabeth Guigou, no lograron ponerle en apuros en ningún momento.
"El Islam de Francia ha de salir de la clandestinidad", afirmó Sarkozy durante el programa, en el que informó de la firma de un acuerdo con tres organizaciones musulmanas para organizar una instancia representativa de este culto, "mitad elegida, mitad cooptada".
Aunque la República francesa tiene constitucionalizada la laicidad, Sarkozy propugnó anoche la financiación estatal de las mezquitas e incluso la formación de los imanes, para no tener que aceptar "imanes que vienen de fuera y no saben ni hablar francés" y "acabar con el Islam de las cuevas y de los garajes".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de diciembre de 2002