Respaldado por la mayoría de los franceses, que relegan a un segundo plano las dudas éticas sobre la política de seguridad, el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, se ha fijado el objetivo de terminar el año con un compromiso entre las principales mezquitas y federaciones musulmanas para alumbrar una representación única del islam francés. Todos sus antecesores fracasaron en el intento, pero Sarkozy ha preparado un "cónclave" para la semana próxima, con el que pretende cerrar el proceso.
El culto musulmán es la segunda religión de Francia, con unos cuatro millones de seguidores. Sin embargo, carece de estructuras jerárquicas comparables al episcopado católico. Cada imam organiza su mezquita con los fieles que es capaz de conseguir, un procedimiento que ha facilitado la penetración de corrientes radicales. Sarkozy pretende excluir toda intervención extranjera, alentar la participación de mujeres e instalar un centro de formación de imames financiado por el Estado.
El ministro ya ha puesto de acuerdo a tres federaciones: la Gran Mezquita de París, bajo control argelino; la Federación Nacional de Musulmanes de Francia (FNMF), dominada por Marruecos, y la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), próxima a los Hermanos Musulmanes, la más fundamentalista de las tres. Todas ellas firmaron el lunes un acuerdo para crear un órgano representativo. Los rectores de algunas mezquitas regionales protestaron al enterarse de un proceso en el que no participan. "¿Por qué ese empeño en dotar a los musulmanes de una representación a pesar suyo?", se preguntó ayer Kamel Kabtane, rector de la Mezquita de Lyón, mientras el mufti de Marsella, Soheib Bencheikh, se declaró "muy, muy escéptico".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de diciembre de 2002