El Reino Unido permitirá la entrada "sin restricciones" de los trabajadores procedentes de los países candidatos en cuanto éstos sean miembros de pleno derecho de la Unión Europea, el 1 de mayo de 2004, anunció ayer el ministro británico de Exteriores, Jack Straw. Londres, como ha hecho España, renuncia así al periodo transitorio de entre dos y siete años, según los casos, acordado en las negociaciones para atemperar el posible impacto de la llegada de trabajadores de los nuevos países.
Si para países como Alemania o Austria la presencia de los trabajadores de la Europa del Este puede ser un problema político, para Gran Bretaña es una bendición económica. "Permitirá atraer trabajadores que necesitamos en sectores clave y forma parte de nuestra agenda sobre la inmigración", dijo Straw.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de diciembre de 2002