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Un centenar de alumnos exige la readmisión de los expulsados y pide la dimisión del rector de Sevilla

Los universitarios denuncian el clima de "represión" que sufre el movimiento estudiantil

Cerca de un centenar de personas, la mayoría de ellos estudiantes de la Universidad de Sevilla, se concentraron ayer al mediodía a las puertas del rectorado de la Hispalense para mostrar su apoyo a los universitarios que han sido expulsados cinco años por su participación en el asalto al rectorado ocurrido el pasado 8 de febrero. Los asistentes a la protesta exigieron la readmisión inmediata de los cinco estudiantes expulsados y pidieron a gritos la dimisión del rector de Sevilla, Miguel Florencio, al que tildaron de "fascista y represor".

Entre el centenar de asistentes a la concentración de protesta convocada por el Movimiento de Acción y Participación Universitaria (MAPU) -colectivo estudiantil surgido tras la disolución del comité anti-LOU- se encontraban cuatro de los cinco expulsados, Juan José García, Ricardo Martín, Adán Valenzuela y María de la Luz Domínguez, quienes solicitaron a los presentes que colaborasen en su causa participando en la recogida de firmas que a favor de su readmisión se está llevando a cabo por los distintos centros de la Hispalense.

Como ya hiciesen el día en que se hizo pública la sanción de Florencio, los expulsados representaron un teatrillo de máscaras en el que el personaje del rector, después de ejercer "su poder represor" y de expulsar a los estudiantes, acaba siendo abucheado.

En el acto, el MAPU, a través de su boletín informativo, reiteró sus críticas al proceso disciplinario abierto contra estos estudiantes, hecho que enmarca en el clima generalizado de "represión" que padece "todo el movimiento estudiantil". Según este colectivo estudiantil esta "represión política" está adoptando las formas "más sutiles" en los centros de la Universidad de Sevilla.

"Al MAPU se le ha prohibido colocar carteles en la universidad, o son retirados a la media hora de ponerlos, se le niega la concesión de aulas para la realización de sus actos y éstos son vigilados por las autoridades académicas", aseguran en su boletín. En cuanto a la incidencia de esta "represión política" en otras universidades, el MAPU recuerda las detenciones y sanciones que han sufrido estudiantes de Santiago de Compostela, Salamanca, Las Palmas y Barcelona por sus acciones de rechazo a la Ley Orgánica de Universidades (LOU).

Según este colectivo de estudiantes, la "represión no es gratuita" y se ejerce para tratar de "silenciar la disidencia" dentro de las universidades en un momento en el que éstas elaboran sus nuevos estatutos para adaptarse a lo recogido en la LOU.

"Apagar la disidencia en la Universidad de Sevilla tiene una doble finalidad: por un lado, aplicar con todo rigor la LOU a través de la Ley Andaluza de Universidades (LAU) y elaborar los estatutos sin oposición y sin contar con el estudiantado; por otro lado, poder asegurarse el soñado paraíso de la desmovilización estudiantil cuando la LOU cause sus mayores daños en la Universidad pública, esto es, cuando la educación pase a manos de intereses mercantilistas", explican en su boletín los miembro de este colectivo estudiantil.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de diciembre de 2002