Los marineros de la ría de Vigo vivieron ayer una jornada a la desesperada. Las islas Cíes habían servido para contener la marea negra derramada por el Prestige, pero las manchas se han extendido a lo largo de todo el litoral, y las mallas diseñadas para combatirla no están dando los logros deseados porque las olas y el viento se han aliado con el pringoso veneno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de diciembre de 2002