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Blair reta a los críticos de su esposa a que acudan a los tribunales

El primer minsitro británico, Tony Blair, intentó ayer zanjar la polémica en torno a su esposa, Cherie, y alentó a sus críticos a que denuncien cualquier irregularidad ante las autoridades adecuadas. En unas breves declaraciones a su llegada anoche a Copenhague, donde asiste al Consejo Europeo, el primer ministro británico recurrió a Shakespeare para intentar dar carpetazo al asunto: "Creo que cada uno tiene ya su libra de carne y ha llegado el momento de cambiar de tema", dijo en alusión a un pasaje del Mercader de Venecia.

Blair quería así decir que desde la prensa, con el Daily Mail a la cabeza, hasta la oposición conservadora han conseguido ya sus objetivos y ha llegado el momento de zanjar el caso. "Si alguien tiene pruebas, auténticas pruebas, de algo criminal, ilegal o impropio, debería llevarlas ante las autoridades adecuadas", dijo.

Pero el asunto sigue coleando. El periódico The Scotsman reveló ayer que los abogados del estafador australiano Peter Foster enviaron su dossier al fax de Cherie en su residencia de Downing Street, a pesar de que ella ha asegurado que no ha hecho ninguna gestión sobre el proceso de expulsión abierto por el Ministerio del Interior contra Foster, salvo una llamada telefónica a sus abogados para cerciorarse de que estaban actuando correctamente. Luego se ha sabido que no fueron los abogados de Foster, sino su amiga Carole Caplin, quien envió los documentos a Cherie, pero cuesta creer la rebuscada explicación dada ayer de que la mujer del primer ministro se negó a leer los papeles para no interferir en el caso.

Los tories, mientras tanto, insisten en pedir una investigación independiente de todo el asunto. Es la mejor manera de hacer daño político a Tony Blair en un escándalo que no va a provocar ni su dimisión como primer ministro ni su divorcio de Cherie.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de diciembre de 2002