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OPINIÓN DEL LECTOR

Teatre Nacional

Como acto final del Fòrum de les Cultures de 2004, propongo a las autoridades que inviten a los señores Boadella y Bofill para que, al alimón, dinamiten el Teatre Nacional de Catalunya. Nos harían un favor a todos los contribuyentes y a los nuevos dramaturgos de este país, que seguro que los hay. Porque no se puede creer que en la temporada 2002-03 el teatro permanezca más días cerrados que en actividad, ni que la programación carezca de la más mínima imaginación y sea tan rancia como el mismo edificio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de diciembre de 2002