Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Toque de queda

En mi comunidad, Asturias, se va poner en práctica una medida pedagógica que supone la intervención de la fuerza pública para solucionar el viejo problema de los novillos, actual "darse el pire".

La policía llevará a aquellos chicos y chicas que estén en la calle durante las horas lectivas a sus correspondientes centros educativos. Tal parece que el término "escolarización obligatoria" se está ampliando hasta abarcar también el significado de reclusión obligatoria.

Esta concepción novedosa de la libertad podría saltarse la barrera de los dieciséis años y hacerse extensiva a toda la población adulta: todo aquel que no esté en el lugar que le corresponde socialmente deberá ser llevado inmediatamente a su puesto de trabajo, oficina, despacho, campo de labor, cocina, hogar, esquina, arroyo, fango...

¡Ah!, pero es que éstos son mayores de edad y están ejerciendo su derecho a no estar donde debieran estar.

Tomar decisiones es arriesgado y siempre conlleva consecuencias. Impedir que un niño camine porque podría caerse al correr parece un disparate.

Esta medida represiva y otras similares están respaldadas por eso que llaman "alarma social" que esconde, en realidad, "calambre social". Quizá yo no haya entendido bien el objetivo final de esta medida de protección a la infancia y sea una versión actualizada del viejo juego de policías y ladrones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de diciembre de 2002