La vecindad de las fiestas navideñas y el consumo asociado a estas fechas hizo que ayer se llenara el centro de Barcelona. Se llenaron, por supuesto, los aledaños de la catedral, donde se han instalado los típicos puestos de la Fira de Santa Llúcia, pero también las áreas comerciales. El Ayuntamiento de Barcelona recordó a los ciudadanos la conveniencia de que eviten en la medida de lo posible el uso del transporte privado. No obstante, no todos los ciudadanos optan por los transportes colectivos y las calles más céntricas se ven abarrotadas de coches, lo que crea serios problemas de aparcamiento. Las empresas de transporte público, tanto el metro como los autobuses municipales, han reforzado ampliamente sus servicios. El ferrocarril metropolitano ha extendido a los días festivos las frecuencias de los laborables, con el objetivo de dar satisfacción a la demanda de viajes hacia el centro de la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de diciembre de 2002