Oyendo a algunos nacionalistas hablar de la "España centralista", de la "involución autonómica" y demás lindezas, podría parecer que España es el país más centralista del mundo. Nada más lejos de la realidad. Dentro de Europa, España es de los países más descentralizados. ¿Saben qué nivel de competencias tendrían Cataluña o el País Vasco de media en cualquier otro Estado europeo? Ni la mitad del que tienen dentro de España. Sin ir más lejos, ahí está el proyecto de ley aprobado el 16 de octubre en el país vecino, Francia, en el que se rechaza el más mínimo reconocimiento de las identidades culturales regionales (corsa, bretona, vasca, catalana...) y se considera impensable que una región francesa pueda tener representación propia ante la UE. Todo ello, mientras el Consejo de Estado francés declaraba ilegales las escuelas de Bretaña donde el bretón se enseña junto con el francés. La próxima vez que los nacionalistas hablen de la "España centralista", habrá que preguntarles si preferirían estar en Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de diciembre de 2002