"Discrepar no es dividir", responde enérgicamente el consejero gallego Xosé Cuiña, principal candidato a la sucesión de Manuel Fraga, cuando se le pregunta por las diferencias de opinión en la forma de encarar la crisis del Prestige entre él mismo y otros consejeros más técnicos, como el de Economía, José Antonio Orza, y el de Pesca, Enrique López Veiga, el hombre fuerte de la Xunta en esta catástrofe. Cuiña, consejero de Política Territorial, también niega que las tensiones tengan como telón de fondo la sucesión de Fraga. "Don Manuel está en plena forma", subraya pese a que las últimas informaciones sobre las tensiones en la Xunta surgieron tras el debate de las mociones de censura del PSOE y el BNG contra Fraga.
"Discrepar no es dividir", se defiende el consejero de Política Territorial
"Quien busque dividir al Gobierno gallego pierde el tiempo", subraya Cuiña tras destacar que él, frente a "esas fuentes innominadas que dicen que hay una crisis en el Gobierno gallego, da su nombre y su DNI para decir la verdad". Esa verdad incluye que "todos" en el Ejecutivo de la Xunta respaldan "sin fisuras" la gestión de la crisis que está desarrollando Mariano Rajoy, vicepresidente primero del Ejecutivo central. "Rajoy tiene todos los apoyos y todo el reconocimiento de todos nosotros, y de mí el primero, que estamos muy orgullosos del trabajo que está haciendo. Lo digo categóricamente", subraya en conversación telefónica con este diario durante la que niega "taxativamente" que existan tensiones en el PP gallego. Se da la circunstancia de que el consejero de Política Territorial no es, según fuentes del PP, un hombre cercano al vicepresidente y coordinador de la crisis del Prestige, también gallego.
Las "únicas discrepancias" que sí admite Cuiña se produjeron en el consejo extraordinario del 1 de diciembre, justo después de la mayor manifestación de protesta que ha vivido Galicia. Allí, este consejero defendió el respaldo del PP a una comisión de investigación sobre el Prestige en el Parlamento gallego, comisión que el partido rechaza en el Congreso de los Diputados; proclamó que los populares debieron intentar sumarse a la manifestación de Santiago; y reclamó que la Xunta participe activamente en el plan de recuperación medioambiental de las costas. Allí mismo, fue nombrado coordinador de un grupo que el presidente gallego denominó "de intendencia".
Y ahí quedó todo, proclama. Cuiña niega con el mismo énfasis que nadie en el Gobierno gallego esté pensando en la sucesión del presidente de honor del PP. "La sucesión se decidirá democráticamente porque a ello se ha comprometido don Manuel y porque éste es un partido serio", subraya. Y democráticamente uno de los que tienen más peso en las bases del PP gallego es precisamente Cuiña. Este consejero, además de contar con el respaldo de buena parte de la provincia de Pontevedra, quizá a excepción de la capital, tiene buena relación con los hombres fuertes del partido en Lugo y Ourense: Francisco Cacharro y José Luis Baltar.
Pero la sucesión no está abierta, según subrayan tanto este candidato como la dirección nacional del PP en Madrid. En este sentido, Cuiña destaca que Fraga ha descartado nombrar a un vicepresidente en la remodelación de su gabinete que hará en enero. "No lo ha tenido en 13 años y tampoco lo va a tener ahora", asegura, porque "está en plena forma, porque la legislatura dura cuatro años y porque ahora nadie, en su sano juicio, puede pensar en la sucesión".
La crisis de enero está anunciada por el propio Fraga y tiene como objetivo declarado que las consejeras Manuela López Besteiro y Corina Porro pueden volcarse en preparar sus respectivas campañas electorales a las alcaldías de Lugo y Vigo. Pero las fuentes innominadas que tanto critica Cuiña apuntan, desde Madrid, la "elevada probabilidad" de que Fraga aproveche esta crisis para hacer una remodelación más amplia y profunda de su equipo. Se trataría de aprovechar un cambio anunciado para "fortalecer" el impulso que debe dar la Xunta al "ingente trabajo" que los Gobiernos nacional y gallego, ambos del PP, deben desarrollar "durante todo el tiempo que haga falta" para "paliar, en lo posible, las consecuencias" del vertido de fuel.
Este impulso, según fuentes populares, afronta como primer escollo que el presidente Fraga careció el jueves pasado, en sus intervenciones de réplica a las dos mociones de censura que le presentaron el PSOE y el BNG, de la "fuerza dialéctica y el empuje" que solía caracterizarle. Sobre todo se le critica la primera intervención, pues su segunda y última réplica, pese a que fue "muy breve", sí incorporó una dura reprobación a la "demagogia y el oportunismo" que el PP ve en la estrategia de la oposición ante "la mayor catástrofe ecológica que ha sufrido España".
Otro problema latente es que los alcaldes y candidatos del PP a las próximas elecciones municipales en Galicia se enfrentan a la crítica ciudadana por la tardanza con la que los Ejecutivos de Madrid y Santiago reaccionaron a la catástrofe. Los cargos populares de los municipios de las Rías Bajas fueron muy activos en propagar entre sus vecinos que la marea negra estaba controlada y que se quedaría en la Costa de la Muerte. No fue así.
La dirección del PP en Madrid tiene asumido que el partido "atraviesa momentos difíciles" porque sufre "en primera línea" la "comprensible" indignación ciudadana por la catástrofe. Y va a volcarse en los próximos meses en Galicia. ¿Por qué no ha hecho nada visible hasta ahora? La respuesta oficial desde el cuartel general de Génova es que "ahora es el momento de trabajar, de limpiar playas, de contener la llegada de fuel a la costa, no de hacer actos de partido". En todo caso, el PP prepara, para antes de fin de año, un gran acto de solidaridad en Galicia que refuerce "la unidad del partido y su compromiso de paliar la catástrofe". No está todavía decidido si a ese acto irá el presidente José María Aznar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de diciembre de 2002