Trescientos agentes de policía de Copenhague recibieron una agradable sorpresa cuando les invitaron a dar buena cuenta de la ternera, la langosta y la pularda que los líderes europeos no pudieron disfrutar en la cena prevista al final de la cumbre de la UE. El Gobierno danés, que organizó la cena para agasajar a los jefes de Estado y de Gobierno europeos al término de la cumbre el pasado viernes, se vio obligado a suspenderla, al prolongarse más de lo esperado las negociaciones para cerrar la ampliación de la UE. Se improvisó una solución para decidir el destino de las viandas valoradas en cerca de 200.000 coronas (28.000 euros) con las que se pretendía homenajear los estómagos de los dirigentes europeos tras dos duros días de trabajo. Al final, los 300 agentes que iban a velar por la seguridad de los comensales ocuparon sus puestos y disfrutaron de un menú compuesto por medallones de ternera, langosta, pularda y foie-gras, para el que 10 cocineros habían trabajado durante 16 horas. "Agentes con uniformes azules, con material antidisturbios, se sentaron en las sillas doradas destinadas a los representantes de la UE. Fue fantástico", dijo el responsable de la cena y prestigioso hostelero de Copenhague, Franz Lantz, que ahora pretende convertir las fotos de esa cena en un reclamo publicitario. Pero no sólo la policía se benefició de la cumbre, ya que las prostitutas de Copenhague aseguraron que durante los días de la gran cita notaron un considerable aumento del volumen de trabajo. "Tuvimos muchos más clientes durante la cumbre, realmente muchos extranjeros, tanto hombres de negocios como políticos y periodistas", dijo al diario Ekstra Bladet una prostituta que se hace llamar Pía y trabaja en uno de los burdeles más conocidos de la ciudad, famosa por su libertad sexual.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de diciembre de 2002