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CRISIS EN VENEZUELA

El jefe del Ejército venezolano amenaza a la oposición a Chávez con intervenir

El general Montoya califica de sabotaje la huelga petrolera y la escalada callejera

El jefe del Ejército de Venezuela, general Julio García Montoya, condenó ayer la escalada callejera de la oposición contra Hugo Chávez y calificó de "sabotaje" la paralización de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Fue la declaración militar más rotunda en defensa del jefe de Gobierno desde que comenzó la huelga general contra su permanencia en el poder. Las tropas, advirtió Montoya, impedirán el colapso del país. Horas antes había aumentado el peligro de una cruenta confrontación después de que la oposición llamara a "un trancazo nacional" en las vías de comunicación nacionales y a la desobediencia civil para paralizar el país.

Respondiendo a la convocatoria, efectuada la tarde del domingo, los manifestantes antigubernamentales cortaron autopistas de circunvalación, avenidas y rutas de acceso a Caracas y otras ciudades, colocaron barricadas e incendiaron neumáticos. Manifestantes chavistas les salieron al paso y pudo correr la sangre a raudales. Las cargas policiales con gases lacrimógenas y perdigones, y el intercambio pedradas y golpes entre los dos bandos, causaron heridos leves y detenciones.

El carácter de la huelga, avisó el general Montoya en un mensaje a la nación, constituye una "agresión contra la supervivencia del Estado y sobrepasa los límites del juego democrático (...) El Ejército tiene a sus mejores capacidades dispuestas para impedir que prospere esa apuesta por el colapso económico y social de la nación". "Este ataque contra intereses vitales", añadió, "ha sido vendido con el camuflaje de la protesta cívica legalmente válida (...) una campaña que quiere ver como legítimo una situación que expone a sufrir a los venezolanos los rigores de la anarquía". Los civiles, afirmó, son manipulados y usados "como escudos humanos, como salvoconducto para que sus promotores salgan ilesos del peligroso malabarismo que están intentando".

Respuesta de Chávez

La oposición, que repetidamente ha buscado la complicidad de las Fuerzas Armadas, había acusado anteriormente a Chávez de instar a las autoridades civiles y militares al desacato de las decisiones judiciales que son contrarias a medidas oficiales, entre ellas la ocupación de los petroleros en huelga. "No ha dejado de ser un golpista", manifestó Carlos Fernández, el presidente de la patronal Fedecámaras.

El jefe de Estado, que siendo teniente coronel encabezó, en febrero de 1992, un fallido cuartelazo contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, invocó la Constitución en su programa dominical Aló presidente para maniobrar contra la huelga. No permitirá, dijo, que "venga un juez por allá, aliado con un gobernador de oposición, con compromisos políticos, traten de impedir la aplicación de un decreto presidencial".

Una treintena soldados abordó el domingo el Pilín León, con 44 millones de litros de gasolina en sus bodegas, buque insignia de los huelguistas, para facilitar el acceso de tripulación extranjera. El buque cisterna permanecía ayer fondeado en el lago de Maracaibo porque, según la oposición, los nuevos timoneles no pudieron moverlo.

El Gobierno, dispuesto a reventar el paro, reforzó el despliegue de las Fuerzas Armadas en las instalaciones petroleras y una ofensiva contra los buques fondeados frente a las costas nacionales. "Por allí, en alguna región, llegó un fiscal a tratar de evitar que un cuerpo militar cumpliera unas instrucciones dadas por el presidente de la república. Le dije al general: 'Pues no le haga caso, porque usted está amparado por la ley, la Constitución y un decreto presidencial".

Solución negociada

Imposible hasta ahora una solución negociada a la crisis política y social, y a la huelga general, que ayer entró en su tercera semana de duración, la oposición amplió sus frentes. "Contra el consumo" en los centros comerciales, fue otra de las consignas. La escalada de la protesta, "tranca tu calle", desde las seis de la mañana a la una de la tarde, precede a la probable marcha, el próximo fin de semana, hacia el Palacio de Miraflores, sede presidencial, en exigencia de la renuncia o las elecciones anticipadas.

La desarrollada el pasado once de abril terminó a tiros, con 19 muertos, y el derrocamiento del ex teniente coronel Chávez durante 47 horas. La movilización de la Coordinadora Democrática, que agrupa a los partidos de oposición, y de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la cúpula empresarial, no parece tener marcha atrás. "El cerco civil continuará hasta donde y cuando sea necesario", reiteraron sus portavoces.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de diciembre de 2002