A un técnico en gestión de equipos y en recursos humanos le despiden.
A uno de los mejores expertos en valores mobiliarios le prejubilan.
Se desprenden de una especialista en banca privada.
Son casos que conozco; para los parados es el drama de la depresión, y para los que trabajan, la terrible sensación de inseguridad. Quiero reflexionar sobre el impacto que supone para la España... que va bien: No se crea empleo neto, y del destruido, la mayor parte es cualificado.
Un puesto cualificado siempre es un conjunto de estudios caros y años de experiencia.
¿Nos podemos permitir esta sangría de especialistas si pretendemos estar entre los países avanzados? ¿Qué estrategia hay detrás? O peor, ¿hay alguna estrategia? Sólo si se pretende retroceder con respecto a los países avanzados habría una justificación.
Nuestros empresarios deberían ser más emprendedores que especuladores.
Nuestros sindicatos decimonónicos deberían justificar su utilidad.
Nuestros gobernantes deberían pasar de ser seguidores de encuestas y perseguidores de votos a ser auténticos líderes y "profesionales de la dirección".
Y todos ellos con capacidad para prever, planificar, hacer y corregir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de diciembre de 2002