Observo maravillado la magnífica fotografía publicada por ese diario el pasado domingo: el señor Aznar observa perplejo que Galicia se encuentra en el noroeste de la península Ibérica, aunque su aislamiento milenario haga que no lo parezca. Esto lo observa sobre un mapa, y no sobre una carta marina, más propia de una capitanía marítima. No se atrevió a acudir a implorar sus plegarias ante la Virxen da Barca, y comprobar que no le han contado toda la verdad del desastre.
Y vino con las manos vacías: probablemente se deba a que piense que con las ayudas solidarias de los mismos gallegos y de otros pueblos de España lo considere bastante.
Mire usted, señor Aznar, lo que Galicia necesita son inversiones en infraestructuras y gobernantes dedicados a dotarlas y gestionarlas.
Los gallegos estamos demostrando nuestra capacidad de lucha y el saber organizarnos; lo que necesitamos son inversiones en nuestra tierra orientadas al desarrollo, mejores carreteras y gratuitas, ferrocarriles, puertos, hospitales, escuelas, etcétera; las ciudades de cultura ya vendrán después por sí solas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de diciembre de 2002