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Crónica:

"Gracias por venir a nuestro cumpleaños"

El fondo sur se adueña del estadio durante todos los actos lúdicos que cerraron la fiesta

Los acordes del Mola mazo de Camilo Sexto cerraron el partido y abrieron lo que la megafonía anunció en tono animoso como: "¡La fiesta del Centenario!". El terreno de juego quedó completamente a oscuras y doce cañones de luz seleccionaron y apuntaron hacia el círculo central. Un numeroso grupo de voluntarios vestidos de blanco desplegaron banderas con el logotipo del aniversario. Hicieron remolinos de papel jugando con el viento y la lluvia. Después, disciplinadamente se colocaron de tal manera que dibujaron un círculo y la voluntariosa voz del megáfono introdujo a Emilio Aragón. El fondo sur, como siempre, a lo suyo, coreaba el ¡Hala Madrid!

El maestro de ceremonias cogió la indirecta de los hinchas más fanáticos del club blanco y a oscuras, con los focos ya completamente apagados, invitó a todos los espectadores a corear rítmicamente el nombre de su equipo. Dos pantallas de vídeo emergieron del césped y proyectaron imágenes en blanco y negro. Añejas estampas de tiempos pasados, representaciones de las glorias del conjunto blanco y las figuras de los hombres clave en la historia de la entidad. Las imágenes destilaron con un fondo musical variado, que pasó por un clásico como Manuel de Falla y desembocó en el popular Por qué, por qué, los domingos por el fútbol me abandonas.

Por las telas luminosas desfilaron las copas de Europa y entonces, el bramido de la hinchada alcanzó su mayor intensidad, mientras atronaban el estadio los acordes del célebre We are the Champions. Estáticas, con la imagen congelada, las nueve copas quedaron fijadas en la pantalla mientras la gente, animada por un entusiasta Emilio Aragón, numeraba a gritos: "Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho y nueve".

Las vallas laterales, habitualmente destinadas a la publicidad al uso, se convirtieron en reflejo luminoso de las consignas madridistas más populares: "Somos los mejores", "Somos el mejor club del siglo"... y, entonces, un gran aplauso irrumpió en medio de la oscuridad: alguien había mencionado al mito viviente Alfredo di Stéfano. Un aplauso, que mudó airada pitada cuando el nombre que salió de la garganta del presentador fue el del presidente de la FIFA, Joseph Blatter.

Se volvió a iluminar el círculo y, con paso ligero, apareció en el centro del campo Florentino Pérez, el presidente. Y habló: "Muchas gracias por venir a nuestro cumpleaños". Después rememoró la figura de Santiago Bernabéu, fallecido en 1988, y desgranó un discurso pleno de agradecimientos y buenas intenciones. El hilo de su voz se perdió, interrumpido, ante el griterío del fondo sur. "Reyes de copas, somos los reyes de copas".

Un brillo tenue, un halo azulado, precedió a que se volviera a hacer la luz. Ultras Sur invitaban a botar a Munitis y el acto, repentinamente, quedó cerrado. Simbólicamente sonó el himno del Real Madrid de toda la vida, ese que habla de "las mocitas madrileñas", aunque con una base de fondo que agregaba un saltarín "chum, chum, chum". Acabó así el Centenario mientras los jugadores, todos juntos, veían el espectáculo desde una carpa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de diciembre de 2002