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La soldado que denunció una violación cree que su caso es la punta del iceberg

"Ha sido muy duro para mí". Explícita, emocionada y nerviosa se mostró ayer la soldado profesional Dolores Quiñoa tras ratificar en el juzgado número 1 de Plasencia (Cáceres) la denuncia por violación, coacciones y amenazas contra el teniente de infantería de marina Iván Moriano por unos hechos ocurridos el 11 de mayo de 2000.

Quiñoa compareció ante el juez durante dos horas. Llegó a las dependencias judiciales acompañada por su padre y su abogado y en su comparecencia ante los periodistas dijo que se siente "desencantada del Ejército". Su historia, vino a decir, es sólo una más: "A partir de ahora habrá más casos de este tipo, o eso al menos es lo que yo espero. Que mi situación sirva de algo para otras personas, hombres o mujeres, que hayan pasado por esto". Quiñoa fue obligada por el teniente Moriano a desnudarse, por lo que fue condenado a cinco meses de cárcel, y luego fue violada, según denuncia la soldado.

En el mismo juzgado compareció el acusado, trasladado desde la prisión militar de Alcalá de Henares por la Guardia Civil. Moriano accedió al edificio por una puerta lateral y cubriéndose el rostro con un pasamontañas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de diciembre de 2002