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CARTAS AL DIRECTOR

Réquiem por un guardia civil

Se acabó. Se acabó el tiempo en que olvidamos el nombre de los muertos, de los heridos, de los extorsionados. El asesinado se llamaba Antonio Molina. Cumplir el deber es muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer. ¿Cuántas muertes evitó la suya? Pequeño consuelo para su familia, agradecimiento grande por parte de todos. Para los terroristas y sus cómplices se acabó el tiempo del perdón. Llegó la hora de la justicia. Para Antonio Molina nuestro adiós. Nunca le olvidaremos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de diciembre de 2002