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COLUMNA

Felicidades

El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, está contento. La niña de Benamaurel también. Es lógico que sea así. El Tribunal Constitucional (TC), en sendas resoluciones judiciales, ha rechazado los recursos del Gobierno de la nación y ha declarado que la Junta de Andalucía puede complementar las pensiones no contributivas de los andaluces. En el caso de la niña de Benamaurel, estima el recurso del ministerio fiscal y esta niña podrá seguir con su familia de acogida.

Son resoluciones que, aún desplegando sus efectos en distintos ámbitos: el personal y familiar en el caso de la entonces pequeña, y el de las competencias de nuestro Gobierno en el caso de la Junta, se dan la mano desde el punto de vista constitucional.

Se dan la mano por cuanto vienen a demostrar que no se pueden interpretar, ni aplicar las normas de espaldas a la competencia autonómica ni al interés de los menores. Y, lo que es peor, sin escuchar a una ni a otra. En el caso de la niña de Benamaurel ya adelantaba esta opinión en un artículo que publicó este mismo diario el 12 de enero de 2000 con el título de Jovencita.

En fin, no sé si estas resoluciones del Constitucional podrán servir para llevar algo de cordura a quienes actúan como si Andalucía tuviera que anteponer el interés del Gobierno de Madrid al interés de los andaluces y a su Gobierno. También a quiénes colocan por delante las formas al interés del menor y deciden como si no existiera. Posiblemente no. Las declaraciones de Teófila Martínez sosteniendo su sinrazón, a pesar de la sentencia del TC, así lo hacen presumir.

En cualquier caso, sirvan o no para este menester, es una tranquilidad saber que nuestro Gobierno puede gobernar a pesar de Madrid, y que una niña ha sido escuchada. Con esta realidad poco importa que Jiménez de Parga, hijo predilecto de Andalucía, haya dado su voto constitucional en contra de la mayoría constitucional y del interés de los andaluces que menos tienen. Menos aún que Antonio Sanz -que es andaluz de nación-, emplee su tiempo en intentar desnudar las competencias del Gobierno andaluz. Lo importante es lo demás: el derecho de algunos pensionistas a tener algo más, y una niña.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de diciembre de 2002