Un férreo control policial, formado por más de 140 policías municipales, evitó ayer que los jóvenes estudiantes se apoderaran de la plaza Mayor de la capital para hacer botellón como ha ocurrido otros años. Los agentes se apostaron en las entradas y registraron las mochilas de los adolescentes para impedirles que introdujeran botellas u objetos arrojadizos. Los tenderos del mercadillo cerraron los puestos.
Algunos jóvenes protestaron porque no les dejaron celebrar el inicio de las vacaciones. "Queremos beber unas sidras y pasarlo bien, ya que no tenemos que estudiar. Por culpa de unos pocos pagamos todos", señaló una estudiante. La Policía Municipal impuso ayer 25 denuncias por consumo de alcohol en la calle en lugares de reunión de jóvenes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de diciembre de 2002