Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Sí... pero no

Todos conocemos los beneficios de las energías renovables; sin embargo, al proponernos su utilización renegamos de ellos alegando que no son rentables ni cubren nuestras necesidades.

Pero, ¿lo son el petróleo o el uranio?

Hacemos, sin reparo, grandes inversiones para su extracción, transporte y montaje de sistemas de seguridad.

Además, necesitamos tratar y almacenar residuos producidos altamente peligrosos, casi de siempre, de por vida, con el riesgo que eso conlleva. A pesar de todo, son frecuentes los accidentes -véase nuestro sangrante Prestige-, produciendo una doble perdida: económica y medioambiental. ¡Cuándo demostraremos nuestra inteligencia!

Apliquemos de una vez métodos alternativos más racionales. Hoy en día los tenemos, y con rendimientos muy aceptables.

La transición a un sistema de energías renovables parte de una concienciación de la sociedad, eliminando barreras y tópicos que atan este tipo de fuentes. Tendamos a un modelo mixto donde convivan ambos tipos energéticos, equiparando los precios de los combustibles procedentes del petróleo con los de origen renovable para, finalmente, llegar a un sistema total de fuentes limpias, o si no es total, con un aporte mínimo de energía fósil.

Al mismo tiempo evitemos la centralización de la producción energética en grandes complejos, acercándonos a un patrón descentralizado.

Que cada uno, con sus pequeños equipos de captación, pueda obtener su propia energía, e incluso repartir la sobrante a la red eléctrica.

Nuestras necesidades quedarían sobradamente cubiertas con un uso responsable de la energía obtenida disponible, siendo en todo momento conscientes de su limitación.

De este modo, pondremos los medios para administrarla evitando su despilfarro.

Multitud de personas suelen tachar de poco realistas y utópicos estos argumentos; pues bien, ahí es donde encontramos la primera y más difícil barrera a superar.

Un muro que ha abortado ya infinidad de proyectos energéticos sostenibles, quedando olvidados en un cajón.

Demos por fin el paso, la mayor central nuclear de fusión nos espera. El Sol está ahí fuera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de diciembre de 2002