Las víctimas del llamado síndrome de la clase turista, o enfermedad trombótica letal, que puede manifestarse en los viajes de avión de muy larga duración podrán querellarse contra las aerolíneas en Australia, pero no en el Reino Unido. Los tribunales dictaron ayer resoluciones contradictorias en ambos países. Los australianos consideraron que el síndrome puede considerarse un accidente en vuelo y los británicos dictaminaron que no. Si es un accidente, el convenio internacional de aviación permite reclamar indemnizaciones.
El juez Robert Nelson, del Alto Tribunal de Londres, considera que un accidente es un "evento inesperado e inusual externo al pasajero". "La trombosis de vena no puede considerarse otra cosa que una lesión grave y personal que conduce a la muerte", dijo ayer y bloqueó así el inicio de una querella judicial contra 27 aerolíneas internacionales. Los 55 afectados podrán apelar.
Horas antes, la resolución del Tribunal Supremo del Estado de Victoria, en Australia, consideró no probado que el síndrome de la clase turista no se tratara de un accidente. El afectado Brian Povey (55 años) tuvo así vía libre para demandar a British Airways y Qantas por las enfermedades sufridas en un viaje de largo recorrido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de diciembre de 2002