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Crónica:15ª jornada de Liga | FÚTBOL

Juanmi le amarga la noche al Valencia

La extraordinaria actuación de su portero permite al Deportivo ganar en Mestalla pese a su escaso juego

Un total de 11 paradas de mérito, entre ellas un penalti, permitieron que Juanmi le amargara la noche al Valencia, al que le sobró entrega, energía y esfuerzo, pero le faltó chispa en los últimos metros.

VALENCIA 0 - DEPORTIVO 1

Valencia: Palop; Curro Torres, Ayala, Pellegrino (Enguix, m. 77), Fabio Aurelio; Rufete, Marchena, Baraja, Vicente; Aimar (Sánchez, m. 75); y Carew (Mista, m. 74). Deportivo: Juanmi; Scaloni, César, Donato, Romero; Víctor, Sergio, Mauro Silva, Amavisca (Capdevila, m. 75); Valerón (Duscher, m. 33); y Makaay (Luque, m. 59). Goles: 0-1. M. 21. Palop saca de puerta, Víctor cabecea desde la línea del centro del campo hacia adelante. El balón lo caza Makaay que, ante la salida de Palop, lo bate de tiro cruzado. Árbitro: Pérez Pérez. Amonestó a César, Aimar,Scaloni, Sergio, Víctor y Palop. Unos 45.000 espectadores en el estadio de Mestalla. Juanmi detuvo un penalti a Aimar nada más comenzar la segunda parte.

Precisamente el día en que el presidente del Valencia, Jaime Ortí, había invitado a Molina al palco de Mestalla para hermanar a ambos equipos, su sustituto en el Depor, Juanmi, vivió su gran partido como deportivista. Su gran noche. Molina excusó su presencia en Mestalla y no pudo ver en directo la exhibición de su compañero. Juanmi estuvo formidable y premió en exceso a un Deportivo que no mereció ni la mitad. Pero le suele suceder últimamente al Valencia: se queda desfondado, con cara de tonto, después de un esfuerzo descomunal y preguntándose qué debe hacer para ganar. Pues mejorar en las áreas, que fue donde el Deportivo se llevó el gato al agua de parecida manera a como lo hizo el Ajax en la Liga de Campeones. La calidad de Makaay para aprovechar una de sus dos ocasiones contrastó con la docena de oportunidades que dilapidaron Carew, Aimar y, más tarde, Mista y Sánchez.

Toda la carga valencianista, toda la inmensa energía que desplegó, se quedó otra vez en nada. Motivo para la reflexión. Tuvo el balón, el juego y la iniciativa, pero se le escaparon las ideas en las áreas. El Depor apenas juntó dos pases seguidos y, sin embargo, se fue de Mestalla con un botín exagerado. ¿Cómo? Además de a Juanmi, hay que preguntarle a Makaay, que es de esos delanteros extraordinarios que necesita muy poco alimento para saciar su inmensa ansiedad goleadora.

Si en la víspera lo advertía Pellegrino, que es tipo listo, sería por algo. "Makaay es el delantero más en forma de la Liga. Es rapídimo", dijo El Flaco. Y el holandés tardó apenas 21 minutos en darle toda la razón. Le bastó un balón suelto y largo, con espacios, que es lo único que necesita Makaay para marcar. Primero superó por velocidad precisamente a Pellegrino y, después, salvó la mala salida de Palop con un toquecito cruzado. El balón le pasó a Palop rozando por entre las piernas.

También es cierto que los delanteros del Valencia ayudaron lo suyo a Juanmi. Con Carew a la cabeza. No es que jugara mal el noruego, más bien al contrario. Pero se empeñó de nuevo en el más difícil todavía: si un gol se presume fácil, ahí está él para complicarlo. Como ese cabezazo en plancha que levantó increíblemente hacia arriba, muy arriba, cuando tenía toda la portería por delante tras una dejada de Rufete. Más tarde, Aimar seguiría el mal ejemplo de su compañero regalando un remate demasiado suave cuando estaba a escasos metros del Juanmi. El media punta argentino experimentó una de sus mayores frustraciones desde que viste la zamarra valencianista. Pues, en la segunda parte, falló un penalti: lo telegrafió hacia el lado izquierdo y, además, lo lanzó muy despacio. De manera que Juanmi apenas hubo de dejarse caer para recoger el balón.

Y eso que el cuadro de Benítez convirtió su banda izquierda en un verdadero caudal ofensivo. Vicente y Fabio Aurelio lo abonaron una y otra vez, con notables centros que fueron desperdiciados desde el otro lado. Fabio Aurelio dejó detalles técnicos de la mejor escuela canarihna.

Pero ayer el Valencia no disfrutó de la fluidez en el centro del campo de anteriores jornadas. No se la dio Marchena, gran defensa central que sufre mucho en posiciones más adelantadas, ni tampoco Baraja, que no atraviesa por su mejor momento.

El Valencia tenía la noche torcida y eso se pudo observar en cada fase del partido. Al comienzo del segundo tiempo, por ejemplo, el agarrón de Donato a Carew dentro del área se convirtió en un penalti que no quiso lanzar el encargado habitual, Baraja, afectado por los dos que había fallado en una anterior jornada ante el Celta. Y el consiguiente error dejó tocado anímicamente a Aimar, que quiso arreglarlo por su cuenta y pecó de individualismo. Llegó incluso un momento, a mediados de la segunda parte, en que los delanteros del Valencia se sintieron impotentes. Incluso gafados. Y no se atrevían ni a disparar. Porque cuando lo hacían, ahí se lanzaban al suelo como gigantes Donato y Mauro Silva, con el cuerpo por delante, para frenar los disparos.

Benítez zarandeó el banquillo en busca de soluciones. Entraron Sánchez, Mista y, finalmente, Enguix. Demasiado tarde. A esas alturas del juego, al Valencia ya se le había apagado la luz, desfondado en mil intentos baldíos. Y el Depor seguía encerrado en su caparazón confiando en la buena estrella de su portero, que no desfallecía. Podía estar varias horas intentándolo el Valencia y daba la impresión de que no habría marcado. Ni siquiera cuando Palop, desesperado, subió a rematar el último córner. El último cartucho de una noche aciaga para su equipo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de diciembre de 2002