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CARTAS AL DIRECTOR

La costa eléctrica

Santiago de Compostela, A Coruña

Leo en la prensa que una de las medidas a adoptar por la Xunta de Galicia para compensar de alguna manera a los municipios afectados por la marea negra es dar facilidades para la instalación de parques eólicos en sus costas. Permítaseme una humilde reflexión: la energía eólica es limpia y económica, y los aerogeneradores aparentemente son inocuos para el medio. Sin embargo, y debido a las especiales características de los posibles emplazamientos, debería estudiarse hasta las últimas consecuencias el impacto medioambiental de estos parques. Estamos hablando de los parajes más hermosos de nuestra tierra. Tramos de costa ahora emponzoñados, pero al menos a salvo de la especulación inmobiliaria y sus infames urbanizaciones.

Nariga, O Roncudo, Vilán y Paxareiras son buenos ejemplos del negativo impacto visual y acústico de estos parques. En este punto sería necesario hacer una distinción entre renta y riqueza, y seguir el ejemplo de los países más avanzados y con mayor conciencia ecológica en este sentido. Sirva como muestra el hecho de que, casi con toda seguridad, ninguno de nuestros vecinos del norte de Europa permitiría en pleno siglo XXI que un elemento único de la costa europea, como es el grandioso último tramo del río Xallas y su desembocadura al mar en cascada, nos sea estafado a cambio de unos miserables kilovatios.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de diciembre de 2002