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OPINIÓN DEL LECTOR

Frío polar en el cine

El domingo 8 de diciembre el cine Serrano de Valencia tenía estropeada la calefacción o, al menos, esa fue la respuesta dada tras una hora de proyección. Contra el sentido común que, como se sabe, es el menos común de los sentidos, no hubo advertencia previa al público por parte de la empresa, lo que hubiera supuesto no entrar en el cine y perder la recaudación vespertina. No creo que los asistentes salieran de su casa esa tarde para ver una película en lo que parecía una terraza al aire libre. Diciembre no es, en esta benigna ciudad, un mes polar. Sin embargo, la inmovilidad ayuda mucho a incrementar algunas sensaciones y la película era, por otra parte, desacostumbradamente larga, más de dos horas y media. Así, además de una castaña fílmica, los sufridos espectadores, niños y adolescentes acompañados por atribulados adultos tapados hasta las orejas, tuvimos que luchar contra el sueño, el frío, la amenaza de gripe o constipado, contra la avaricia recaudatoria y contra los malos usos cívicos. Sugiero, pues, a los posibles griposos o constipados que envíen las recetas de medicamentos, directamente a la entidad propietaria del susodicho cine a nombre de un conocido empresario, por otra parte muy simpático, de Valencia... y que siga así por los siglos de los siglos. Amén.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de diciembre de 2002