El Barça se clasificó para la final de la Copa ASOBAL porque cuando se trató de definir el rumbo del partido tuvo al jugador más decisivo. Y no lo fue a fuerza de goles, sino a base de paradas. David Barrufet, el portero del Barça, se pasó la primera media hora sentado en el banquillo. Vio cómo sus compañeros y sus rivales se enfrascaban en un torneo de puntería. No había gol sin respuesta ni filigrana en un área sin réplica en la otra.
Pero Barrufet entró tras el descanso y fue tan determinante con sus paradas que marcó la semifinal. Barrufet impulsó al Barça, que, con Nagy de artillero, terminó con la resistencia del Ciudad Real. Y eso que gozó de dos superioridades numéricas cuando más cerca estaba en el marcador, pero las malogró.
CIUDAD REAL 34 - BARCELONA 35
Ciudad Real: Hombrados; Prieto (2), Dujshebaev (2), Uríos (4), Pogorelov, Hjermind (12, 7 p.), Entrerríos (4); Trives (1), Kallman (1), Ortega (2), Urdiales (1), L. Canca (2) y Romero (3). Barcelona: Ohlander (Barrufet); Xepkin (4), O'Callaghan (2), Masip (6, 3 p), J. Fernández (2), Nagy (4), Solberg (2); Tomás (2), Hagen (2), Hernández (6), Rivera, Franzen (3), Skrbic (2). Árbitros: Piñeiro, Berpuy. Expulsado Nagy (m. 60). 6.500 espectadores en el Pabellón Pisuerga.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de diciembre de 2002