Señor Gallardón:
He podido leer en la revista Época que el Proyecto de Ley de Protección de la Familia que tramita su Gobierno de la Comunidad de Madrid -contra el criterio general de su partido- equipara jurídicamente a la familia tradicional con las uniones de hecho.
Considero que al legislar sobre este asunto se inmiscuyen ustedes en materia propia del Derecho de Familia, lo cual supone una intromisión a una materia reservada exclusivamente a las competencias del Estado conforme a lo dispuesto en el artículo 149.1.8. de la Constitución Española.
Al mismo tiempo, considero gravemente discriminatorio para los matrimonios y las familias tradicionales, a una de las cuales pertenezco, que nos pongan en una igual situación jurídica que a las parejas de hecho, ya que lo contrario produciría una asimetría de derechos y obligaciones.
Las familias madrileñas sabemos perfectamente distinguir lo que puede ser un aceptable gesto de lo que es un incoherente oportunista que se autodenomina progresista, cuando el verdadero progreso, el futuro de la sociedad, está en proteger a la familia que defiende y constituye nuestra sociedad.
Ésta no es la ley -si se mantiene la redacción actual- que estábamos esperando las familias madrileñas. Por tanto, no cuente con mi voto en la próximas elecciones municipales, si finalmente aprueba la equiparación de familia y uniones de hecho.
Sin otro particular, aprovecho la ocasión para saludarle muy atentamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de diciembre de 2002