Argentina ha tenido un buen regalo de Navidad. Después de un año de intentos frustrados, el Gobierno de Eduardo Duhalde y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han alcanzado un pacto de transición que permitirá a Buenos Aires el aplazamiento en el pago de parte de la deuda hasta el próximo mes de junio; es decir, hasta que finalice el mandato de la actual Administración.
A cambio del acuerdo, que el Gobierno espera que entre en vigor a mitad de enero, Argentina debe comprometerse a rigurosas medidas fiscales y monetarias hasta agosto. El FMI ha repetido durante los últimos meses que son tres las cuestiones principales, además de la incertidumbre económica. En primer lugar, la situación presupuestaria; en segundo, la actualización de las tarifas de los servicios públicos privatizados, y, por último, que se frene la salida de los fondos del corralón por vía de recursos a los tribunales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de diciembre de 2002