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Balza revela que han huido más de 300 jóvenes vinculados a la 'kale borroka'

La policía vasca ha constatado a lo largo de estos dos últimos años que son más de 300 los jóvenes de Euskadi, relacionados directa o indirectamente con episodios de violencia callejera, los que han desaparecido de su entorno familiar o de su escuela. Esta cifra ha permitido a la Ertzaintza establecer un censo aproximado pero concreto de quiénes constituyen la cantera etarra a la vez que demuestra hasta qué punto la organización terrorista dispone de recursos humanos que le alientan a mantener el espíritu de resistencia y de supervivencia, a pesar de la incesante persecución policial.

Sin embargo, no todos los jóvenes que huyen de su ambiente a raíz de las intervenciones policiales contra la kale borroka en muchos pueblos vascos, entran automáticamente en ETA. Entre otras razones porque la banda armada no tiene medios para acoger y mantener a tantos miembros, como ha admitido el consejero de Interior, Javier Balza.

Tampoco garantiza esta nutrida cantera de alevines de ETA una actividad terrorista con intensidad y continuidad, como lo refleja la cada vez menor capacidad operativa de la banda y la ínfima duración de sus comandos desde que se forman y ponen en marcha, debido al acoso de la policía. Incluso ya han sido varios los taldes detenidos antes de llegar a cometer un atentado.

"Una cosa es la voluntad y otra la capacidad", declaraba ayer Balza al diario Avui, en alusión a la escasa preparación que muestran estos terroristas si se les compara con la eficacia de quienes les precedieron hace pocos años.

Claro que también los dirigentes de la banda han debido rebajar las condiciones en las que organizan la formación terrorista de sus jóvenes miembros, a los que lanzan con una inusual precipitación a la muerte o la cárcel.

Según Balza, ETA ha debido replantear sus rutinas debido a esta presión. Así, buena parte de las prácticas y los entrenamientos que hasta hace poco realizaba con toda impunidad en los bosques de la región francesa de Las Landas, contigua al País Vasco, se han convertido, ahora, en simulacros de atentados que se realizan en pisos particulares, una variable que se nota en el incremento de resultados mortales para los propios etarras.

Además, son tan jóvenes que el consejero vasco, quien admite que se mantiene en ETA el relevo generacional, dice que "éstos no son los hijos de los fundadores, sino sus nietos".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de diciembre de 2002