Olaizola II logra su primer título tras derrotar a un desdibujado Abel Barriola
La alternancia también existe en la nueva generación de pelotaris, la que ha barrido a los efímeros sucesores del rey Retegui II. Aimar, el pequeño de los Olaizola, le arrebató ayer la corona del cuatro y medio a Abel Barriola y confirmó sus pretensiones de disputarle el trono manomanista a lo largo de todo el frontón.
La final no fue tan espectacular e intensa como el enfrentamiento de semifinales, pero se decantó en el mismo sentido. El joven delantero de Goizueta, superados sus problemas en la mano derecha, estuvo en todo momento más encanchado que el zaguero de Leitza. Y cuando le hizo falta recurrió a su capacidad de sacrificio para resolver los apuros con la mejor receta: devolver todo sin regalar nada.
El resultado (22-13) reflejó esta vez la verdad del partido. El recuerdo de la derrota anterior pareció atenazar a Barriola. Empezó con desventaja merced a sendos regalos a su rival y ya no vio la cara al marcador. En ningún momento dio la impresión de poder dominar a Olaizola en el abarrotado Ogueta de Vitoria. Olaizola se limitó a controlar la ventaja y supo exprimirse en los cuatro tantos en los que fue exigido al límite. También esos se los llevó.
Tras empujar abruptamente del escalafón a Beloki y Eugi, el reinado del joven Barriola se presumía largo, pero le ha salido un temible competidor. El peor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de diciembre de 2002