Los rumores sobre el posible deterioro del estado de salud del presidente de Cuba, Fidel Castro, se disiparon el domingo pasado cuando reapareció, con rostro saludable, en la Biblioteca Nacional de Cuba en un acto con motivo de la presentación de un libro. El líder comunista había desaparecido de la escena pública desde hacía casi dos semanas. La televisión estatal retransmitió en directo el acto en el que reapareció Castro. Aunque cojeaba ligeramente, su aspecto era bueno.
El 21 de diciembre, Castro no se presentó en una sesión del Parlamento de Cuba, algo que no había ocurrido desde la creación de ese órgano legislativo, hace 25 años, e informó a los diputados mediante una carta de que los doctores le habían ordenado reposo tras sufrir una herida en la pierna izquierda.
El miércoles pasado, en otra carta publicada por los medios oficiales, el mandatario cubano, de 76 años, aseguró que se recuperaba de una infección tras rascarse una picadura de insecto. "He jurado que nunca más volveré a rascarme de una picada", bromeó Castro y agregó que la pierna izquierda nunca le había fallado en sus batallas políticas más importantes.
Cada vez que desaparece de la escena pública, la salud de Castro desencadena especulaciones en el exterior y dentro de Cuba. En la isla se guardan con celo los detalles de su salud y su vida íntima.
En junio del año pasado, Castro sorprendió a sus compatriotas al desmayarse durante un discurso pronunciado bajo un sol de justicia. El episodio generó dudas sobre el futuro de Cuba tras Castro, aunque el sucesor designado es su hermano, Raúl Castro, ministro de Defensa, de 71 años.
En esta ocasión, la desaparición de la escena pública se debió al parecer a un incidente sin importancia. En una carta titulada Crónica de un reposo, Castro relató que el 16 de diciembre sintió un picor en la pierna izquierda producido por una picadura de insecto, "quizás un mosquito", y que se le infectó. "Convertida finalmente la lesión en un comienzo de linfagitis, el reposo y los medicamentos la han reducido a casi cero", afirmó el mandatario, quien siempre ha hecho gala de gran vitalidad.
Para tranquilizar a sus conciudadanos, Castro concluía: "Estoy bien, queridos compatriotas, y me siento más optimista que nunca sobre el futuro de la Revolución".
El sábado, medios oficiales informaron de que Castro había recibido al asesor del presidente electo de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva. No se sabe si Castro, cuyos planes de viaje nunca se conocen con antelación por motivos de seguridad, se decidirá a viajar a Brasil a la toma de posesión de Lula.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de diciembre de 2002