No le oculto mi indignación por el acto de propaganda del señor Aznar con la entrega de nueve millones de euros para la restauración de los locales de la Institución Libre de Enseñanza. Lo que ha hecho el Gobierno es simplemente un acto de justicia al destinar dinero de los españoles a restaurar un modesto edificio. De allí salió a finales del siglo XIX y hasta el inicio de nuestra guerra en el 36 el florecimiento de la cultura española que la derecha, encarnada por el franquismo, cortó de raíz.
Que el señor Aznar y la ministra de Educación vengan a hacerse la foto y pretender presentarse como los paladines de los principios que inspiraron a la ILE es una falacia.
Los elogios que reseña la prensa dedicados al señor Aznar son lamentables por falsos. En la institución siempre nos enseñaron que hay que decir la verdad y huir de la adulación. Algunos tienen la memoria flaca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de diciembre de 2002