En la antigua Grecia, las discusiones entre Sócrates y los sofistas aportaron al conocimiento la distinción entre las leyes de la naturaleza (physis) -de carácter obligatorio y necesario, independientemente de la voluntad de los hombres- y las leyes humanas -de carácter convencional (nomos) y que, por lo tanto, no tienen esa necesidad ontológica absoluta-.
Al parecer, en Galicia aún hay políticos que consideran que el hecho de que un petrolero atiborrado de fuel circule por nuestras costas y cause estragos como los que son de dominio público, deba ser atribuido a causas naturales.
Se trata de un error que confunde nomos con physis. Probablemente, esta equivocación les viene de creer que su propio poder político les viene de la providencia (reminiscencias tal vez de cuando gobernaban por la gracia de Dios). Se trata de un nuevo error en el mismo sentido.
Pero es importante recordar que en democracia somos nosotros, los ciudadanos, quienes mediante el voto podemos ilustrar a nuestros políticos acerca del carácter temporal de su poder.
Si no lo hacemos, habrá muchos más casos como el Prestige que serán, sin duda, atribuidos (con plena justicia) a nuestros pecados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de enero de 2003