Pablo Alfaro estuvo anoche a la altura de su prestigio. El caudillo del Sevilla dio el ejemplo y sus compañeros le secundaron, con Javi Navarro a la cabeza, repartiendo unos pisotones y unas patadas que el Código Penal calificaría de dolosas. No hubo otra intención que la de dejar marca. La principal víctima fue Salgado, lesionado en el minuto 47, con un duro golpe en la tibia izquierda que dio con él en la enfermería. Su lesión, aparentemente, no reviste gravedad y según los médicos podrá jugar contra el Valencia el próximo domingo.
"No ha habido ninguna orden en el vestuario", aclaró Caparrós, el técnico del Sevilla, cuando le preguntaron por la agresividad con la que salió su equipo. "El partido no ha tenido violencia y yo no he visto la jugada de Navarro ni la de Alfaro", comentó el técnico; "me fastidia la imagen violenta que se da del Sevilla, porque no es cierta".
No le falta fútbol a Alfaro. No es un mero fajador. Tampoco le falta sangre fría para hacer cosas como las que hizo en el episodio que concluyó con la lesión de Salgado. Ambos entraron a por el balón. Salgado fue al suelo, al borde del área sevillista, y Alfaro, tras golpearle y superar su entrada, bajó los tacos contra su pierna izquierda. El gesto de dolor de Salgado fue inmediato. Alfaro se peinó el flequillo con las dos manos, atento a preservar su gallarda imagen de mosquetero. El central lució cara de póquer. El estadio le gritaba: "¡Alfaro, muérete; Alfaro, muérete...!". La silbatina arreció mientras retiraban a Salgado en camilla y tapado con una manta roja.
Las protestas seguían lloviendo cuando Javi Navarro decidió imitar a su jefe y hacer suya la advertencia que hizo el martes: "No habrá bula para Ronaldo". Corría el minuto 50 cuando se lo encontró en el medio del campo, disputando el balón. Le asestó un codazo y, una vez que el brasileño cayó al césped, le pisó cerca de la rodilla derecha. El colegiado Javier Moreno mostró la tarjeta roja de expulsión al sevillista. "Le pisé, pero no hubo intención", dijo taciturno Navarro al salir de la ducha. Por su parte, Alfaro sentenció: "Hablo de todo menos de eso [de la patada a Salgado]".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de enero de 2003