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CARTAS AL DIRECTOR

De nuevo suenan tambores de guerra

En efecto, una vez más, la maquinaria bélica comienza a mover sus engranajes. Esta vez el pretexto es una presunta transgresión de la resolución 1.441 de la ONU. No existe mayor sarcasmo que la famosa frase "Si quieres la paz, prepárate para la guerra"; no obstante, hay que reconocer que hemos refinado mucho nuestras maneras: ya no atacamos a nadie, sino que "nos defendemos" (de hecho, los antiguos ministerios de la guerra ahora se denominan ministerios de Defensa); ya no matamos indiscriminadamente, sino que protagonizamos "intervenciones selectivas" gracias a nuestras "bombas inteligentes"; hablamos incluso de operaciones de castigo realizadas con "precisión quirúrgica". Todo ello en un vano intento por enmascarar la verdadera naturaleza de tales acciones: someter por la fuerza sin importar el precio, por razones tan desconocidas para el vulgo como execrables.

Al hilo de todas estas cuestiones, me formulo las siguientes preguntas: ¿qué pruebas nos han sido ofrecidas para justificar lo injustificable? Incluso aunque nos las hubiesen ofrecido, ¿por qué deberíamos decantarnos por los argumentos de unos, y no así por los contraargumentos de los otros? ¿Quién les ha autorizado para actuar en nombre de todos? ¿Constituye la ONU una garantía suficiente, tal y como está concebido el sistema de representación permanente en el Consejo de Seguridad?

¿Con qué coherencia actúa Estados Unidos, pretendiendo erigirse en guardián de la seguridad nuclear, cuando alberga colosales arsenales nucleares y siendo, por añadidura, el único país en la historia de la humanidad que ha utilizado bombas atómicas contra civiles? ¿Por qué un presunto poder nuclear en Irak supone un peligro mayor que el que pudiera representar en la India, Pakistán, China o Corea del Norte?

Si después de meditar sobre estas preguntas les asaltan ciertas dudas, si tienen la tentación

de replantearse la solidez del cuento de los buenos y los malos, si por un momento sospechan que detrás de todas las versiones oficiales existe algo más, entonces ¡opinen ustedes! ¡Sean críticos y hagan oír su voz por el medio que sea!

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de enero de 2003