Los helicópteros de vigilancia que sobrevuelan diariamente los 240 kilómetros de mar que separan los restos del petrolero Prestige y el litoral gallego detectaron el pasado sábado "regueros de irisaciones entre la zona del hundimiento y la costa", según figura en la página web de la Xunta. "El mal tiempo", añade el Gobierno gallego, "hizo imposible detectarlos en días anteriores". Las irisaciones se extienden a lo largo de 30 millas de longitud por dos de anchura, equivalente a una superficie de 200 kilómetros cuadrados.
Las irisaciones son finísimas películas de fuel, de hasta 0,0001 milímetros de grosor y color grisáceo o plateado, que se generan al subir el petróleo a la superficie marina y esparcirse en el agua. "Es petróleo fresco. Puede proceder directamente del buque, si se detecta cerca de la zona del hundimiento, o bien del chapapote que se desprende de las rocas en la costa", explica la bióloga marina Kathy Scanzel, miembro del equipo técnico que asesora al Gobierno desde que se produjo la rotura del Prestige y la consiguiente marea negra. Scanzel calcula que en esos 200 kilómetros de agua puede haber, como mucho, 20 toneladas de fuel.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de enero de 2003